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Las góndolas venecianas

Leyendas y fantasmas de los canales de Venecia

Leyendas y fantasmas de Venecia

Aunque la ciudad de Venecia se ha convertido por antonomasia una de las capitales del amor, donde cada año se dirigen millones de enamorados de todo el mundo con el deseo de prometerse amor eterno en el más romántico de todos los escenarios. Pero pocos conocen el lado oscuro de la ciudad y la laguna, que la conecta al misterio y a lo sobrenatural.

Estas dos leyendas, dos de las más populares en las viejas crónicas de la ciudad, serán un arma secreta perfecta par aquellos que quieran sorprender a su pareja en su paseo romántico en góndola en Venecia.


Il serpente della Laguna, La serpiente de la Laguna

Se dice que en la laguna de Venecia había una serpiente gigante que aparecía cada sábado por la noche en sus aguas a la que todos temían, hasta el punto que los pescadores venecianos no faenaban esa noche por temor de encontrarla.

Una noche Orio, un joven pescador, se encontraba en las aguas de la de Malamocco, una pequeña localidad al sur de la isla de Lido en Venecia, allí lanzó sus redes y al retirarlas descubrió con sorpresa que enredada en ellas había capturado una hermosa sirena, Melusina. Al verla quedó prendado de su rara hermosura y se apresuró a liberarla y devolverla a la laguna. Un gesto que conmovió y enamoró a la sirena del humilde pescador, por lo que lo acompañó aquella noche y las sucesivas hasta convertirse en prometidos.

Una noche de sábado, Orio no hizo caso de las advertencias y se dirigió a la laguna donde en lugar de la dulce Melusina, encontró la monstruosa serpiente que se abalanzó sobre él y le dijo: «No temas Orio, soy yo Melusina; por culpa de un hechizo cada sábado me convierto en serpiente, pero si te casas conmigo romperás el encanto y seré libre». Así lo hizo y vivieron felices durante años junto a sus tres hijos. Pero un día Melusina enfermó y murió, dejando a su familia destrozada, pero, aunque Orio pasaba la mayor parte de su tiempo en la laguna, misteriosamente, los pequeños y la casa estaban siempre bien atendidos, hasta que un sábado Orio regresó antes a casa y encontró una gigantesca serpiente y sin pensarlo dos veces la mató.

Desde aquel día la casa y los niños quedaron, y Orio vivió sin amor el resto de sus días con la culpa de haber matado a su amada Melusina.


Il Fantasma del Gran Canal

Un día de 1598, durante el reinado del Doge Marino Grimani, en Venecia se oyeron gritos en el barrio de Campiello del Remier, muy cerca del Gran Canal y el Doge que pasaba por allí reconoció las voces, se trataba de su sobrina Elena que trataba de escapar del ataque de su enfurecido esposo, Fosco, que la acusaba de adulterio. Entonces Doge intervino para impedir una desgracia, pues según las leyes de la época el esposo estaba en su derecho de ajusticiar a su mujer si ésta le había sido infiel.

Pero en un descuido Fosco, cegado por los celos, sacó su espada y le cortó la cabeza a Elena. El Doge, no podía condenarle, porque la ley estaba de su parte, pero no le podía perdonar y lo obligó a ir hasta Roma a pie con el cadáver de su esposa a cuestas, para pedir clemencia al Santo Padre.  Éste le condenó a morir en el mismo lugar donde le había quitado la vida a su esposa. Y así lo hizo volvió a Venecia y con el cuerpo de su esposa, ya en descomposición se tiró al Gran Canal, dónde aún hoy por las noches se puede ver el fantasma de Fosco con la cabeza de su esposa en la mano flotar pro las aguas de la laguna.


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